El acristalamiento cumple una función térmica, cuando produce una reducción de los intercambios térmicos (frío-calor) entre los dos ambientes que separa. Esto se consigue disminuyendo el valor del coeficiente de transmisión térmica (K). Cuanto más pequeño es el valor K de un acristalamiento mayor es su aislamiento térmico, es decir, mayor es la resistencia al paso de calor por conducción.

Se pueden fabricar acristalamientos con una o varias cámaras, según el grado de aislamiento que se desee obtener, lo mas normas es una cámara con dos lunas.
El calor siempre tiende a pasar por conducción a través del acristalamiento de la zona caliente a la zona fría. En invierno el calor está dentro y tiende a salir al exterior (se pierde calefacción) en verano el calor está en el exterior y tiende a entrar en el interior y hay que producir aire frío dentro para eliminar el calor que entra.
En ambos casos con el doble acristalamiento proporciona interesantes ahorros de energía.

-Disminución del coste de instalación de aire acondicionado y calefacción.
-Aumento del confort en las proximidades de las superficies acristaladas y en todo el recinto al suprimir el movimiento de aire que produce la diferencia de temperatura.
-Reduce el efecto de pared fría y en consecuencia la posibilidad de que el acristalamiento se empañe es remota.
-Posibilidad de una arquitectura confortable con mayor superficie acristalada sin aumento de consumos energéticos